Sentir, pensar y hacer de forma diferente - Desarrollamos organizaciones y personas

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Las personas tenemos el mismo derecho a “decir si” que a “decir no”; sin embargo, a algunas personas les cuesta más “decir no”, ya que no es una práctica bien vista socialmente y sobre todo en el trabajo. Cuando somos pequeños a partir de los dos años nos sentimos libres y con el derecho a decir no, “decimos no” a todo aquello que no queremos, que no nos gusta, incluso decimos no porque sí, como el simple hecho de expresar nuestra personalidad.

Contaban que el chico jamás había articulado más de dos palabras seguidas. Todos en su familia y en la aldea pensaban que se trataba de alguna extraña enfermedad venida de occidente. Para su cura habían probado todo tipo de mejunjes, pócimas y brebajes. Encantadores de serpientes y domadores de fieras lo habían intentado incluso, pero siempre con el mismo resultado: el chico no hablaba.

Esto le comentaron al viajero, que de paso por aquellas tierras hacia las tierras del norte, había realizado parada y fonda en la aldea tras varios días durmiendo al raso. Aunque cansado, pero sintiendo una gran curiosidad por conocer al muchacho, el viajero solicitó poder hacerlo. Junto a una fuente, embocando la calle principal de la aldea y por un camino empedrado que salía a la derecha, lo encontraría, como siempre a esa hora, sentado y solitario mirando hacia las montañas. El viajero se encaminó hacia el lugar indicado y los aldeanos, entre rumores, lo vieron alejarse.

ico coachingdeportivoCuando hablo con responsables de equipos y les pregunto "¿cómo sabrías si tu equipo está maximizando todo su potencial?", algunos se quedan extrañados con la pregunta, otros en silencio; en ocasiones se sienten cuestionados en su capacidad de dirigir al equipo, y otros buscan justificaciones que les ayudan a explicar su modelo de gestión. Quizás los menos, son los que dicen honestamente que no lo saben.

 

Desde niños se nos inculca la importancia de esforzarnos para dar lo mejor de nosotros mismos, para ser los mejores, para superarnos en los estudios y en el trabajo. Algunas personas asumen estas creencias con gran convicción y se exigen enormemente a sí mismas, sintiendo, en ocasiones, que sus logros no son suficientemente buenos o que podían haber hecho más. Ello les genera una gran frustración e insatisfacción.