Sentir, pensar y hacer de forma diferente - Desarrollamos organizaciones y personas

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José Ribés

Queda aún una hora de luz. Me quito el arnés, el casco y pliego la cuerda. Creí que no lo iba a encontrar y que estaría completamente solo en la cima, pero allí estaba esperándome tan pequeño como orgulloso. Me siento junto a él y resoplo impresionado. Un atardecer de una belleza primitiva y salvaje cubre todo. Algunos golpes de viento le mueven de vez en cuando. Lo miro sorprendido. Parece que habla y luego calla… habla y luego calla. A ratos un silencio absoluto. Es un pequeño árbol que milagrosamente crece enhiesto en medio del granito. Su tronco es centenario y las hojas murmuran con cada ráfaga de aire, quizás quieren contar algo suyo, íntimo. No hay prisa, puedo escucharle aquí sentado bien lejos de lo cotidiano, de los lunes que matan a más personas que todas las montañas del mundo juntas.