Durante mucho tiempo, las empresas han puesto énfasis en los costes, el servicio y la calidad. Sin embargo, las habilidades que hoy en día se necesitan para mantener una diferencia competitiva están cambiando. El mayor cambio lo estamos viendo en los aspectos relativos a la persona.
Las personas son el activo más importante, pero también el más difícil de gestionar, debido a que son únicas en sus modos de actuar y decidir. La importancia de las habilidades interpersonales como son la comunicación, la escucha, la confianza, la gestión emocional, el aprendizaje, la visión, el compromiso y la responsabilidad, son estratégicas para el papel que desempeña la empresa actual.
En estos últimos años, el Coaching se ha perfilado como una herramienta de gestión para las empresas que moviliza la actitud y potencia el talento de las personas, además de servir como palanca estratégica para conseguir optimizar los resultados empresariales.
Lo primero, sería definir qué es el coaching. En sus orígenes, los coaches eran los cocheros (conductores) de coches de caballos procedentes de una aldea húngara llamada Kocs, y de esta denominación proviene la palabra coche.
Hace tiempo que la palabra Coaching -que proviene del mundo de los deportes- describe la acción de entrenar a una persona o a un equipo. Así, el entrenador deportivo o coach es la persona que ayuda a acelerar el aprendizaje y desarrollar la capacidad del deportista con el fin de llevarle a él o al equipo a conseguir los mejores resultados.
En estas últimas décadas es cuando la palabra coach se ha empezado a utilizar en el ámbito empresarial, que define al profesional que acompaña al cliente o persona, que es entrenada a conseguir resultados extraordinarios.
El Coaching Ejecutivo es una relación profesional entre un especialista en técnicas de coaching (coach) y su cliente. Su objetivo es potenciar la capacidad de las personas y de los equipos. Mediante el Coaching se trabaja acortando la brecha entre la situación actual del cliente y lo que éste se propone conseguir.
Habitualmente, el punto de partida de un proceso de Coaching es identificar una situación que no sabe cómo gestionar o un objetivo que no sabe cómo alcanzar. A través de la identificación de un objetivo, el coach acompaña a su cliente a analizar la situación y definir un plan de acción, ponerlo en marcha y realizar el seguimiento con el propósito de conseguir resultados extraordinarios. Estos procesos se llevan a cabo dependiendo de la situación concreta. Si bien la manera presencial es la más habitual, son cada vez más los clientes que toman sesiones a distancia, utilizando las opciones del chat, e-mail, teléfono o videoconferencia, por la flexibilidad que ofrece esta alternativa.
La duración de un proceso de coaching también dependerá de las necesidades específicas de cada cliente, de las áreas en las que quiera trabajar, de sus objetivos y de su proceso de aprendizaje. A modo orientativo, se puede estimar una duración promedio del proceso entre tres y seis meses, considerando una periodicidad semanal o quincenal.
El Coaching Ejecutivo está focalizado en el rol que desempeña un empresario, un directivo, un ejecutivo, etc, y puede ser solicitado por él mismo o tratarse de una propuesta planteada por la empresa. En éste último caso, y para que el proceso sea viable, es fundamental contar con el consentimiento de la persona que recibe coaching, y que el proceso sea voluntario. Además, es de vital importancia vincular sus intereses personales con los de la empresa, en un contexto donde se asegure la confidencialidad, trabajando con un plan de acción alineado con la cultura de la compañía.
El coaching trabaja directamente en el área del aprendizaje. La persona identifica lo que quiere hacer y decide libremente actuar. En un proceso de coaching, la relación profesional coach-cliente es una alianza entre iguales que se basa en la confianza, confidencialidad, compromiso y el respeto mutuo, donde los objetivos a trabajar los elige libremente el cliente. El papel de un coach no es enseñar, ni dar soluciones, sino trabajar con el cliente en la búsqueda de las mismas, ya que partimos del supuesto que el cliente cuenta con los recursos necesarios para su desarrollo y superación de obstáculos. La persona está completa, tiene todo lo necesario para saber lo que necesita y encontrarlo. El cliente no aprende del coach, aprende de sí mismo. El coach es su acompañante en el proceso, propone actividades de reflexión, análisis y creación para que el propio cliente genere las habilidades y recursos necesarios que le ayuden a encontrar sus respuestas y así conseguir su objetivo.
Algunos de los beneficios inmediatos de un proceso de coaching para las personas es la comunicación efectiva, la mejora en el proceso de decisiones, la gestión del tiempo y la asertividad. Así mismo, mejoras en el trabajo en equipo, actitud comercial y de negociación, sin olvidar el desarrollo de habilidades directivas. Los beneficios que pueden conseguir las empresas son el desarrollo del liderazgo, retención del talento, mejora de la productividad y los beneficios, etc.
A modo de ilustración, sirvan algunas situaciones para iniciar un programa de coaching. Por ejemplo, si una empresa necesita desarrollar las competencias estratégicas y los valores entre sus directivos -cuando una organización ha identificado a altos potenciales y personas clave para desarrollar habilidades de liderazgo-; en situaciones de cambio cultural, para definir la visión y alinear los objetivos del mismo; para facilitar la adecuación del puesto de aquellos perfiles técnicos hacia perfiles directivos. También es muy útil para emprendedores, pymes y empresas familiares que quieran trabajar la visión de la empresa, la delegación, la gestión del tiempo y/o la resolución de conflictos, entre otros.
En mi opinión, una gestión empresarial enfocada a las personas y a su desarrollo profesional facilitará a las empresas una ventaja competitiva y un factor clave de éxito, proporcionando a sus profesionales espacios para el autoconocimiento, establecimiento de objetivos e identificación de nuevas oportunidades que serán vitales en la sostenibilidad de la empresa.
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Artículo de Maite Gómez Checa, Master Coach CORAOPS, acreditada PCCpor ICF y Senior por AECOP. Socia y Directora del Centro de Excelencia CORAOPS.
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