A veces nos encontramos en el trabajo o en la vida personal con situaciones en las que nos creemos que “podemos con todo” ó nos sentimos bloqueados por cosas como “si digo que no a mi equipo, pienso que les fallo” ó “si digo que no, este cliente no ve vuelve a comprar o esta persona no me va a considerar”
¿recuerdas alguna situación que hayas sentido esto? ¿te reconoces en ellas?
Estas circunstancias pueden, en ocasiones, llevarnos a un punto en el que perdemos nuestra autonomía e incluso, llegamos a asumir un compromiso que está por encima de nuestros límites: de capacidad, de resistencia física y mental, de falta de tiempo, de conflicto personal ó de vernos haciendo las cosas por obligación. El hecho de “no saber decir que no” o no decir “NO” a tiempo nos pone contra las cuerdas. La parte positiva es que evitar llegar a estos extremos depende de nosotros mismos, de tener la habilidad de identificarlas a tiempo y de aprender y saber gestionarlas. En muchas ocasiones, el precio de decir “no” es alto, y depende de nosotros el pagarlo.
En general, cualquier cosa que digamos o que hagamos nos permite cambiar nuestra realidad y nos conduce a la calidad de vida que buscamos. Las siguientes declaraciones, encubren creencias arraigadas que no contribuyen a nuestro bienestar:
- “Puedo con todo”
- “Si digo que no, no me van a aceptar”,
- “ Me gusta que la gente me quiera y si digo que no…”
- “Si digo que no, les fallo”
- “Al final se sale de todo”….
Además, en algunos de los casos anteriores, nuestro entorno puede percibir de nosotros una sensación de falta de confianza hacia ellos o falta de delegación.
Para asentar nuestra autonomía y legitimidad como persona, podemos cambiar nuestra mentalidad por un pensamiento, “esto no es aceptable para mi”.
Visto de otra forma, podemos expresarlo como que estamos en nuestro derecho de decir “Basta!”. Cada vez que consideremos que debamos decir “no”, y no lo digamos, nuestra dignidad está comprometida. Cada vez que digamos “no” y sea pasado por alto, sentiremos que no fuimos respetados.
Esta declaración de no aceptar la situación marca el respeto que nos tenemos a nosotros mismos, y nos proporciona libertad.
En Coaching decimos que la declaración del “no” es el derecho a no aceptar las cosas que no nos gustan o que no queremos hacer. Tiene que ver con ser sincero con uno mismo, con ser auténtico. No es no, y hay una sola manera de decirlo.
Artículo de Miguel Richante, Coach Ejecutivo y Deportivo Senior Senior por la Metodología CORAOPS, acreditado por ICF y AECOP.
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